El Líbano en la actualidad es él tercer mayor productor de hachís en el mundo y el tercer endeudado del mundo cuanto a su producto interno bruto (PIB). Por esos el estados esta considerando seriamente la legalización del cultivo de cannabis para enfrentar la crisis y obtener ganancias y apaliar esta deuda.
La consultora McKinsey estima que este mercado podría generar ingresos de hasta 1.000 millones de dólares anuales a las arcas públicas libanesas. El pasado mes febrero se aprobó en comité parlamentario para el proyecto de ley para legalizar el cultivo con fines y se prevé que las votaciones sean para abril. “Esperamos que esta ley produzca los beneficios que el Estado desesperadamente necesita”, afirmó el diputado Fadi Alame.
La producción ilegal de hachís provee a miles de familias en las zonas más pobres del norte del país como Akkar, Baalbek o Hermel. Los impulsodores de esta ley defienden que la legalización ayudara a la economía de la región gracias al interés de la farmacéutica. En el 2019, Uganda cerró un acuerdo para vender marihuana a farmacéuticas de Canadá y Alemania por un valor de 160 millones de dólares.
La ley prevé el control por parte del Estado por el que la entidad gubernamental dará las licencias de cultivo, producción, almacenamiento y distribución. De esta manera el estado será el comprador de toda la producción a los agricultores para luego ser vendidas, de esta forma se obtendría beneficios de la venta y las tasas de las licencias.
También ha detallado que con estas medidas quieren poner fin a la venta ilegal y las redes criminales que se benefician de su alta demanda, para que de esta manera usar el dinero que genera esta industria en beneficios para la nación, y no para la compra y venta de arma por parte de estas mafias y detener de una vez por toda los enfrentamientos que durante años han protagonizado con el Ejército libanés.