Después de años de debates continuos, especulaciones y giras de escucha, años en los que los demócratas han presentado dos proyectos de ley de legalización de la marihuana recreativa separados en la legislatura estatal, el gobernador Wolf finalmente ha brindado su apoyo público a la causa.
Para los partidarios de la legalización, la medida ha tardado en llegar. El vicegobernador John Fetterman ha sido un partidario vocal desde mucho antes de que asumiera el cargo, y ha habido una presión significativa del ala progresista del partido tanto a nivel estatal como nacional para hacer de esto una prioridad legislativa. El propio Wolf expresó su apoyo a la idea el año pasado, pero en términos más teóricos, y siempre se ha quedado corto en convertirla en una prioridad legislativa.
En las últimas semanas, sin embargo, Wolf ha declarado su apoyo y ha instado a la legislatura a convertir un proyecto de ley en un asunto de urgencia este otoño. Dice que legalizar la marihuana podría ayudar a reactivar la economía de Pensilvania tras los cierres del coronavirus. Quiere que los ingresos de las ventas respalden a las pequeñas empresas locales. Y quiere reparar los daños causados a quienes han sufrido como consecuencia de la criminalización de pequeñas cantidades de marihuana.
La declaración de Wolf es sin duda una gran noticia desde la perspectiva de la oficina del gobernador – ningún gobernador de Pensilvania, y hasta hace poco, pocos gobernadores – ha declarado nunca un apoyo público tan específico para este tipo de legislación. Pero como con cualquier legislación, las ambiciones de Wolf aquí serán verificadas por la Cámara de Representantes y el Senado del estado.
Las preguntas importantes sobre cómo se podría aprobar el proyecto de ley en una legislatura controlada por los republicanos, y cuándo incluso será planteada para su discusión por los legisladores, siguen siendo persistentes y sin respuesta.
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La oposición hoy
Si bien es difícil encontrar un demócrata de Pensilvania que se oponga de manera significativa a la legalización de la marihuana recreativa, muchos republicanos no han cambiado de opinión durante años. Los opositores a la marihuana, incluso la marihuana medicinal, siguen siendo numerosos en la legislatura estatal. Citan preocupaciones de salud pública y se mantienen firmes en un lado de un debate político filosófico que se ha estado librando en Estados Unidos durante décadas: ¿qué tan efectiva es la criminalización del uso de drogas y el público es más o menos seguro si se despenaliza la marihuana?
Pero esa no es la postura adoptada por el liderazgo republicano, y esas no son las preguntas que están haciendo. Al menos no todavía. Los principales republicanos estatales tuvieron cuidado de no expresar su oposición a la idea abstracta de legalizar la marihuana y adoptaron un tono más neutral al sopesar los argumentos políticos y los aspectos específicos de la medida propuesta.
