En la actualidad el mundo se encuentra atravesando una de las crisis de salud más grande en mucho tiempo, el COVID-19 o también llamado Coronavirus ha sido una enfermedad que ha cobrado la vida de miles e infectado muchos más, y tras ver que su propagación es muy difícil de controlar, muchos gobiernos alrededor del mundo ha decretado cuarentena absoluta. Mientras algunos defienden el uso del cannabis para enfrentar el estrés de la cuarentena, otros incluso se atreven a decir que esta sustancia podría servir para prevenir el contagio de COVID-19. ¿Pero realmente que dicen los expertos del tema?
El pasado 20 de marzo en Montreal, Canadá se pudo observar largas filas de personas que además de comida priorizaron la compra de marihuana “Con mi pareja decidimos ponernos en cuarentena y conseguir la hierba para los quince días. Vamos a ver cómo lo pasamos”, dijo al diario El Clarín la ciudadana francesa Maureen Duflot.
En Canadá la venta de cannabis es muy demandada ya que es uno de los países donde está permitido su venta, y que aumentó exponencialmente. Incluso, hace unos días, medios internacionales reportaron que la gente estaba agolpada en las tiendas, tratando de conseguir algunos gramos de hierba.
Una forma de combatir el estrés
Las largas filas para conseguir marihuana no solo se vieron en Canadá sino que también se pudo ver en otras partes del mundo. El estrés que puede producir una cuarentena es, a veces, difícil de manejar y, como es de esperar, muchas personas buscan alternativas para sobrellevarlo.
“El CBD (cannabidiol), el THC (tetrahidrocannabinol) y otros cannabinoides cumplen un rol importante a la hora de modular el estrés y ansiedad que se desarrollan en situaciones de adaptación y cambio, como es el caso de la incertidumbre actual”, explican desde la Fundación Daya, en una carta firmada por la directora ejecutiva, Ana María Gazmuri; Nicole Halçartégaray, coordinadora de investigación; y Diego Cruz, médico cirujano de la misma entidad.
Los cannabinoides ayudan a mejorar la calidad sueño y el descanso, a amenizar la percepción y memoria de eventos estresantes y traumáticos, entre otros factores que los hacen paliativos para este contexto general de pandemia, que genera múltiples factores de estrés y angustia.
